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Orihuela, Alicante, Spain

11.7.15

Matices


MATICES




Joaquín Marín

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Bajo palio



Mientras caminas piensas que el futuro es ya sólo calderilla, que el tiempo se te está cayendo en un embudo loco, y que hiede a crimen. Se te desconcha la vida, y aquellas puertas tuyas que abrían hacia los horizontes despejados han perdido sus bisagras, y se caen astilladas. Y, lentos y sin brújula, tus pies se arrastran enredados en la telaraña de las aceras de tu ciudad, con la unción del terror en los silencios...


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Te estoy perdiendo...



... a trozos.
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... y mientras esperas, pintas las tardes y las horas muertas...





Estás solo en el despacho, y la miseria, silenciosa y discreta, no estorba demasiado; es apenas un charquito inadvertido de tristeza, mudo entre unas yemas lentas que rozan las letras adormecidas del teclado...

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...y el último pétalo dijo soledad...




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Fill meu








Antes de quedarse ciega la acequia —que besaba con pulpa de seda húmeda el costado de la casita—, y de quedarse muda para siempre al perder las últimas aguas de su hilillo de voz, el tío Batiste y la señá Visenta se lavaban la cara en ella, y con ella regaban sus bancales, y el parral, y los geranios de la parte trasera. La señá Visenta y su marido, el Batiste, no tenían hijos, bueno, habían tenido hacía ya muchos una criatura, la Amparín, que con apenas unos meses de vida había cruzado la puerta que lleva al más allá, devastada por una de esas enfermedades malas, innombrables…

La señá Visenta me daba regaliz, y horchata de chufa fresquita, con fartons, a la manera valenciana. Y me acariciaba el cabello, y me miraba con ternura… Y me daba besos cariñosos, como furtivos, mientras me decía fill meu, fill meu… en aquella lengua rara que usaba con el tío Batiste cuando estaban solos.


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Pero toda ausencia






...y hay un tiesto en la ventana que da al callejón, señá Lola, un pequeño brote verde salpicando el silencio de las horas muertas, muertas ellas también. Y ya no escucho su voz, la eterna copla enredándose en el aire, mezclándose con el olor a hogaza, a albahaca y yerbabuena...
Hay un tiesto en la ventana, señá Lola. Pero toda ausencia es inexorable.

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Los años








Antes de que todo expire, de que alguien pronuncie mi nombre con extrañas sílabas, de que duerma la noche vacía junto a la llama de un candil anónimo... Antes del horror de las horas inútiles y de los insomnios de los relojes cansados, voy a cruzar el puente una vez más. Voy a llegar hasta tu boca de loca escarcha, a tu corazón, que aún se mueve sin ayuda de los últimos vientos. 

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El Bulevar de las luciérnagas






Tú no sabes que yo soy como una de esas bestias mansas fieles que cuando se quedan solas, cuando pierden a su pareja, se desnortan bajo la palidez de las luciérnagas, embisten a la noche, husmean los vientos agrios con el hocico fiero, furioso; atacan sin saber a qué ni a quién, idos, y braman, y se retuercen como esponjas para exudar la rabia. Y se niegan a comer. Y se agitan quemándose en la hoguera. Y se niegan a comer. Así hasta enloquecer. 
Tú no sabes que yo soy como una de esas bestias mansas fieles...

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Yugular




Os sorprendió la luna a media tarde, colgada en plena yugular del cielo todavía azul inmaculado, y no os pareció bella, sino harapo, escalofrío, un muerto que llora todavía... Y llorasteis también vosotros, mudos, colgados en plena yugular de quien no tiene futuro...

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Como bestia impura





Pesaba como un plomo tu ausencia, dura como un metal de aristas hambrientas, como un abismo al que me asomaba sordo, ciego y vestido de espanto. 
Pesa tu ausencia, como agrio desdén que asola mi garganta, como escarabajo de negro marfil que pende de mi oreja, como una cicatriz que lamo para resistirme a mí mismo. 
Pesará, lo sé, tu ausencia como un bulto cóncavo, como llaga profunda, como corazón vaciado de cuajo, relleno de vacío...

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La huída





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..y la guitarra chorreaba ya pesadumbre, presidio en carne viva y aullido; y él la rasgaba para intentar hallar en ella pozos de amores y no madres muertas, harapos y escarmientos... "amor mío al alba"...

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Diez de julio




...Sé que me voy a acordar siempre de tu cuerpo, que no voy a poder conciliar el sueño, y tendré que levantarme del erial que es mi cama para andar desnudo y a tientas por el vacío de mi casa, ebrio de rabia, y desorientado... 
Y tú sabes que en alguna parte de este mundo también andarás —tal vez a las mismas horas— insomne por los pasillos, careciendo de mi presencia en plena tiniebla, ululando versos degenerados y pensando cosas innombrables...

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Femmes





Un día me dijiste que la mujer es luz honda, que mientras el tiempo exista ella será la levadura, la lengua, el olfato y la mirada del tiempo. Y añadiste que el hombre nace para la desgracia, y que es taciturno,  que anda perdido... No es nada si no puede rozar, lamer, oler, fundirse en una mujer. Nada. Eso dijste. 

Y, puestos a hacer un viaje, mejor dirigir los pasos hacia ella, que sabe poner pomadas y vendas; que endulza  y amortigua el paso de las estaciones. Ella solamente ha de ser el punto de destino.

Por último, tras apurar tu copa, tras el último trago y mientras te dabas la vuelta para irte de mi lado, dejaste sueltas por la atmósfera viciada del bar estas gaviotas negras, a modo de palabras que sentencian: Sin una mujer entre los brazos lo mejor es tirarse al tren. 

Y por aquí sigo, dándole vueltas a tus negras gaviotas. Pasa un tren a las nueve y media, creo.

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La herida del tiempo



No lo sabes, pero tu ausencia es el enorme barranco al que me asomo cada día con unos ojos sordos, ciegos, igual que minerales. Pesan las horas, pesan los días sin sentido, como sombras, como amenazas. Contra la herida del tiempo poco puede hacer mi yo lírico. Todo futuro procede ya de un ayer aterrado de cicatrices...

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Cerveza blanca y negra




Bebo cerveza para fingir una serenidad que no tengo. Tres cervezas y ya lo veo todo en blanco y negro, los adjetivos, los puntos suspensivos, las oraciones cuasi reflejas, los verbos intransitivos. Los atributos... 
Y no sé si escribo, si sueño, si dormito bajo el sol mientras se desangra julio, mientras se desgañita entre barrotes el jilguero que es mi vida. 
Que los más benignos dioses me perdonen, y que me dejen los labios ilesos, para morder el polvo sin prisas, para soñar besos... Para beber cerveza.

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