Algunas noches, en la distancia,
Hacía adelgazar mis palabras,
Las convertía en gaviotas nocturnas
Etéreas, incansablemente sedosas,
Aladamente suaves…
Imaginaba que surcaban kilómetros de sombras,
Y, vestidas de estrellas, anidaban lejos,
Llenando de luz oquedades –antes- tenebrosas.
En ti.
Eran tiempos en los que las palabras no herían,
Cuando aún no poblaban de angustias el viento,
Ni eran ecos de voz dolorida, llantos de boca vieja,
Sangre de olas mustias.
Todo lo ocupabas, todo lo ocupas,
Pero las palabras ya no
son blancas aves, con alas suaves como las uvas.
Y ya no pelean por encender llamas en el crepúsculo.
Es más larga la distancia, son más duros los cielos;
intransitables.
Se hace humo negro el recuerdo,
Y los ojos son hojas secas en otoño, a merced de los
vientos.
6.11.12
No hay comentarios:
Publicar un comentario