____________________________________________________
Joaquín Marín
_________________________________________________________
___________________________________________________
No había en toda la alambrada dos amantes como nosotros, porque amantes como nosotros se parieron muy pocos. Tal vez sólo tú y yo.
Pero transcurrieron las primaveras y se desnudaron los calendarios; arreciaron las tormentas y amainaron las ternuras y los silencios preñados de sonoridades amorosas... Y fíjate, pequeña, en qué hemos quedado: en briznas mudas de triste otoño.
Joaquín Marín
_________________________________________________________
Una libélula posada en el nudo doloroso de un alambre de espino es una metáfora. A mí al menos me lo parece. Es cruda levedad. Y ayer por la tarde, ya en plena despedida de la luz del sábado, mis ojos se detuvieron largamente en la contemplación de este "helicóptero" -así llamábamos mis amigos de infancia y yo a las libélulas- detenido, pausado, ensartado casi en la espina punzante del acero del crepúsculo.
Y me sentí cercano a su mutismo, a su dejar morir el día despaciosamente, acariciado solamente por la soledad y el leve rescoldo de la luz moribunda.
_________________________________
Joaquín Marín
___________________________________________________
Murió la tarde desangrada, malherida púrpuramente por el rayo de los adioses inevitables. Cayó de bruces, sobre el lomo de las lomas umbrías- el cielo, abatido por la implacable tiniebla. Se quebró la cintura del horizonte, sometida por los últimos latigazos de la luz de un moribundo día de otoño. Y en el mismo momento del definitivo adiós, una bandada de pájaros a la deriva buscaban cobijo en la nada, dejando sin trinos y sin el abanico de sus aleteos a una nueva hoja desprendida del calendario.
____________________________________________
Joaquín Marín
1 comentario:
Sólo queda callar y contemplar esta bellaza. La de las imágenes y la de tus palabras.
Besos desde el aire
Publicar un comentario